Científicos crean una mano artificial con sentido del tacto
Conectando electrodos a los nervios y a través de sensores en la prótesis el paciente pudo sentir consistencia de objetos
Sentir lo que uno toca: ése es el Santo Grial de las prótesis. En un paso hacia esa meta, un grupo de expertos europeos creó una mano artificial que le permitió a una persona amputada sentir la diferencia entre una botella, una pelota o una naranja.
Proporcionar el sentido del tacto ha sido un desafío mucho más difícil, y esa es una de las razones por las cuales muchos pacientes no usan sus prótesis de manos tanto como les gustaría.
Si una persona toma una cosa con la mano, esta se ajusta en forma natural con el fin de sostenerla con la fuerza exacta para no dañarla. Pero los usuarios de prótesis no perciben su consistencia y por lo tanto dependen de su vista para deducir si la están sujetando bien o mal. Muchas veces el resultado es objetos aplastados o platos caídos al piso.
En este caso, el paciente usó la aparatosa mano artificial solo una semana, y está lejos de los adelantos fantásticos de la ciencia ficción. Sin embargo, las conclusiones prueban que se está avanzando en el campo de la producción de prótesis más cómodas y útiles.
CÓMO LO HICIERON
En un principio, los médicos en la Policlínica Gemelli de Roma implantaron pequeños electrodos dentro de dos nervios —el ulnar y el mediano— en el muñón del brazo de Sorensen.
Esos nervios normalmente permitirían ciertas sensaciones en una mano. Cuando los investigadores les transmitieron una débil señal eléctrica, Sorensen dijo que sintió como si sus dedos faltantes se movieran, lo que mostró que los nervios aún podían transmitir información.
Mientras tanto, el equipo de Micera colocó sensores en dos dedos de una mano robótica con el fin de que detectaran información sobre lo que los dedos artificiales tocaban.
Durante una semana, varios cables salían desde una venda en el brazo de Sorensen hasta la mano artificial, y los electrodos enviaban información por los nervios en proporción a lo que los sensores detectaban. En esencia creaban un circuito que permitía a la mano robótica comunicarse rápidamente con el cerebro de Sorensen.
Para asegurarse de que el paciente usaba el tacto, y no hacía trampa al utilizar su vista o su oído, se le colocó una venda sobre los ojos y también audífonos mientras el equipo de Micera le entregaba distintos objetos.
"Se trata realmente de poner al cerebro de vuelta en control del sistema", dijo el ingeniero biomédico Dustin Tyler de la Universidad Case Western Reserve, que no participó en el trabajo europeo pero que encabeza a un equipo en Ohio que recientemente creó y probó una mano similar, la cual se activa con el tacto. "Ese es un paso importante".
OPINION:Opino que a parte de ser una cosa excepcional lo que han hecho estas personas conectar nervios con un apararto es increible. Un gran avance para la humanidad. Chan chan chan